jueves, 4 de octubre de 2012

CRIMENES A LA LIBERTAD


FRANCISCO DE MIRANDA A LOS REPRESENTANTES DEL  PUEBLO FRANCES
Extracto de Carta Publica fechada en el 13 de Enero de 1794
Prisión de LA FORCE. Paris

“Ciudadanos:
Estoy denunciando ante la Convención Nacional un crimen cuya investigación y castigo resultan ser de una importancia esencial para la libertad.
Este crimen consiste o bien en la inmunidad de un gran culpable, o bien en la persecución de un inocente.

De todas las formas de matar la libertad, ninguna hay más asesina para una Republica que la impunidad del crimen, o la proscripción de la virtud.

La sociedad deja de existir ahí donde un miembro del cuerpo social ofende, por la impunidad, a la justicia, o sea: a la voluntad del cuerpo que demanda esencialmente su seguridad, mas no la encuentra sino en la represión o en la supresión de los criminales.

La sociedad deja de existir ahí donde el cuerpo social permite que uno de sus miembros sea oprimido, pues de la opresión de una parte hasta la opresión del todo, la consecuencia es directa y necesaria.

Uno de estos dos crímenes contra la libertad consiste en la ilegal  detención de mí persona, que estoy denunciando ante la Convención Nacional.
O bien yo soy culpable, y entonces hay crimen contra el cuerpo social al dejarme sin castigo. En tal caso, yo mismo reclamo un castigo legal; prefiero morir libre, es decir por la fuerza de la ley, que vivir, esclavo, es decir en el desprecio de la ley y por voluntad ajena.

O bien soy inocente, y entonces hay crimen contra la sociedad al mantenerme encarcelado; más aún: después de la declaración del actual comité de Seguridad General según la cual no existe cargo alguno en mi contra. Así pues, reclamo LIBERTAD, en el interés del cuerpo social, afectado a través de mi persona por toda la tiranía de la que estoy siendo objeto.

La permanencia de un solo ciudadano inocente en la cárcel, en conocimiento de los poderes constituidos de cualquier país, sería la prueba más contundente del despotismo.

Pido que la Convención Nacional se pronuncie acerca de esta extraña situación, cuya prolongación constituye un delito en contra de la sociedad y, para mí, un suplicio pero que la muerte.

...omisiss.
No estoy pidiendo compasión a la Convención Nacional. Lo que exijo es la más rigurosa justicia, tanto en mi caso como en el de aquellos que han osado, por un doble atentado, comprometer la dignidad del pueblo francés y envilecer su representación nacional.
“Hay opresión contra el cuerpo social cuando uno solo de sus miembros resulta oprimido”. La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, Art. VII

(Firmado)
Francisco de Miranda
Nota: Miranda fue puesto en libertad, nueve días después de haber dirigido este escrito a la Convención Nacional.

Ver: Antepara J.M (1810). “Miranda y la Emancipación Suramericana”. Fundación Biblioteca Ayacucho. Año. 2006. Caracas-Venezuela. (p. 182 y p.183)


Esta nota de FACEBOOK, va dedicada en favor de todos aquellos presos que ilegal o ilegítimamente se encuentran privados de su libertad individual y claman por un juicio justo, accesible, imparcial, idóneo, transparente, autónomo, independiente, responsable, equitativo y expedito, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles. ART. 26 C.R.B.V
NOTA DEL PERIODISTA FABRICIO OJEDA ( hijo) ... MUY INTERESANTE

> Las razones de por qué mi voto será para .@hcapriles: Esto lo tenía
> atragantado desde hace tiempo, y lo más honesto y saludable, supongo,
> es decirlo. Que me disculpen los que piensan distinto, amigos y
> parientes, y quienes opinan que por ser hijo de quien soy, tengo
> “ajuro” que ser chavista.

> ¿Que los adecos mataron a mi padre? Es cierto, pero eso ocurrió hace
> 46 años, en una convulsionada etapa histórica en la que el gobierno
> apeló a la violación de los derechos humanos como estrategia de
> “defensa” de una incipiente democracia que ellos mismos pervirtieron.
> Fue un asesinato cometido por hombres específicos, con nombres y
> apellidos, quienes fallecieron o ya son ancianos, cuyos hijos y nietos
> no tienen por qué heredar la culpa de sus actos.

Agradezco la iniciativa de reabrir el caso, tomada por las actuales autoridades.
> Valoro ese gesto no por resentimiento, odio ni deseos de venganza,
> sino porque puede servir para rebatir la tesis oficial del suicidio y
> recuperar, si no su vida, al menos la dignidad del sacrificio de mi
> padre. Yo, por mi parte, los perdono. La justicia divina se encargará
> de pasar facturas. Y si la justicia terrenal actúa y queda aún a
> alguien a quién sancionar, al menos moralmente, que se le castigue con
> todas las garantías, pero los venezolanos debemos asumir el futuro. No
> podemos pasar toda la vida enfrentándonos por lo que sucedió en los
> años 60. Si alguna enseñanza nos debe quedar de estas últimas cinco
> décadas y media, es que ningún país avanza si una mitad busca dominar
> a la otra, si cada quien anda por su lado despotricando o persiguiendo
> al adversario, apostando sólo a intereses particulares o colectivos
> sectarios. La única manera de progresar es trabajando todos, sin
> distinciones, egoísmos, mesías o caudillos, sin imposiciones, dejando
> de lado los antagonismos políticos para construir como hermanos una
> Venezuela mejor.

> Respeto la posición de cada quien, en especial de miembros de mi
> familia, y siempre defenderé su derecho a expresarla y actuar según
> sus principios y creencias. Para ellos, el cariño sigue siendo el
> mismo. Lo que aquí escribo es algo individual que no tiene por qué
> involucrarlos. No se trata de un “salto de talanquera”, pues jamás he
> creído conveniente que los militares, de derecha o izquierda,
> gobiernen, entre otras cosas porque su visión y formación cuartelaria
> los acostumbra a mandar u obedecer sin derecho a pataleo, y además, la
> historia enseña que por lo general se quieren quedar toda la vida en
> el poder.

> Nadie me “calentó las orejas” (en este caso quedaría mejor decir
> “enfrió”) ni me pagó un céntimo. Prefiero subsistir con mi modesto
> trabajo, pero mantener la conciencia tranquila. Esto lo digo para
> adelantarme a las malas lenguas, y para quienes ven en el insulto y la
> descalificación una forma válida de ataque (impulsada por su máximo
> líder) contra quienes piensan diferente y tienen la osadía de
> expresarlo. Dicho esto, ahí van las razones de por qué yo, Fabricio
> Ojeda Díaz, votaré por Henrique Capriles y no por el teniente coronel
> Hugo Chávez:

> En primer lugar, porque deseo elegir a una persona cuyo estado de
> salud no genere la incertidumbre de si podrá o no ocuparse de los
> asuntos concernientes al Estado. Alguien que no tenga una concepción
> militarista del poder ni militarizada de la sociedad, que no difunda
> un discurso de odio y confrontación, sino que por el contrario,
> promueva, respete y defienda el derecho a pensar diferente, como
> esencia de la democracia.

> Quiero que se acaben las divisiones y enfrentamientos entre viejos
> amigos, entre hermanos, entre padres e hijos, entre parejas, entre
> venezolanos; que la violencia no esté a la vuelta de la esquina, y que
> de nuestro vocabulario se eliminen las palabras guerra, invasión y
> muerte.

> Prefiero votar por un hombre de las nuevas generaciones, nacido en
> 1972 (seis años después de la muerte de mi padre), con ideas modernas,
> que no está contaminado con los vicios del pasado ni comprometido con
> los abusos y desviaciones que se cometieron durante la vieja
> democracia. Un hombre que en cada discurso llama a la inclusión, a la
> paz, a la hermandad, a la seguridad, a la inversión en un esquema de
> garantías jurídicas, a la unión de los sectores público y privado para
> lograr el desarrollo del país, con empleo digno, sin expropiaciones
> caprichosas, sin zozobra.

> Un candidato que utiliza un lenguaje de respeto, de reconocimiento al
> adversario, que ha prometido mantener y mejorar los programas sociales
> ya existentes y crear otros, dentro de un clima de libertad de prensa
> y opinión, sin persecuciones, sin retaliación. Que siempre llama a la
> reconciliación de los venezolanos y promete utilizar nuestros recursos
> para solucionar los graves problemas que nos afectan, y no para
> financiar proyectos utópicos ni gobiernos y dictaduras extranjeras.
> Un joven sencillo, sin poses, con un lenguaje claro, que ha dedicado
> su vida al estudio, al trabajo y la lucha política, en lugar de
> disfrutar de los privilegios inherentes al hecho casual de haber
> nacido -como Bolívar- en el seno de una familia pudiente.

> Un venezolano que no se va a volver "loco con los reales" del tesoro
> público, pues ya lo ha demostrado en los cargos públicos que ha
> ejercido por mandato popular, como diputado, alcalde de Baruta y
> gobernador del estado Miranda.

> En fin, un hombre que tendrá la responsabilidad de dirigir a Venezuela
> dentro de un esquema de no confrontación, de tolerancia y respeto
> hacia los ciudadanos, con servicios públicos eficientes, educación,
> seguridad, generación de empleo, en paz, pero con mano dura al delito
> y la corrupción. Eso es lo que necesitamos luego de una etapa
> traumática de la historia democrática que los venezolanos podemos
> concluir con los votos este 7 de octubre.
>
> Fabricio Ojeda Díaz
> Periodista