jueves, 4 de octubre de 2012

NOTA DEL PERIODISTA FABRICIO OJEDA ( hijo) ... MUY INTERESANTE

> Las razones de por qué mi voto será para .@hcapriles: Esto lo tenía
> atragantado desde hace tiempo, y lo más honesto y saludable, supongo,
> es decirlo. Que me disculpen los que piensan distinto, amigos y
> parientes, y quienes opinan que por ser hijo de quien soy, tengo
> “ajuro” que ser chavista.

> ¿Que los adecos mataron a mi padre? Es cierto, pero eso ocurrió hace
> 46 años, en una convulsionada etapa histórica en la que el gobierno
> apeló a la violación de los derechos humanos como estrategia de
> “defensa” de una incipiente democracia que ellos mismos pervirtieron.
> Fue un asesinato cometido por hombres específicos, con nombres y
> apellidos, quienes fallecieron o ya son ancianos, cuyos hijos y nietos
> no tienen por qué heredar la culpa de sus actos.

Agradezco la iniciativa de reabrir el caso, tomada por las actuales autoridades.
> Valoro ese gesto no por resentimiento, odio ni deseos de venganza,
> sino porque puede servir para rebatir la tesis oficial del suicidio y
> recuperar, si no su vida, al menos la dignidad del sacrificio de mi
> padre. Yo, por mi parte, los perdono. La justicia divina se encargará
> de pasar facturas. Y si la justicia terrenal actúa y queda aún a
> alguien a quién sancionar, al menos moralmente, que se le castigue con
> todas las garantías, pero los venezolanos debemos asumir el futuro. No
> podemos pasar toda la vida enfrentándonos por lo que sucedió en los
> años 60. Si alguna enseñanza nos debe quedar de estas últimas cinco
> décadas y media, es que ningún país avanza si una mitad busca dominar
> a la otra, si cada quien anda por su lado despotricando o persiguiendo
> al adversario, apostando sólo a intereses particulares o colectivos
> sectarios. La única manera de progresar es trabajando todos, sin
> distinciones, egoísmos, mesías o caudillos, sin imposiciones, dejando
> de lado los antagonismos políticos para construir como hermanos una
> Venezuela mejor.

> Respeto la posición de cada quien, en especial de miembros de mi
> familia, y siempre defenderé su derecho a expresarla y actuar según
> sus principios y creencias. Para ellos, el cariño sigue siendo el
> mismo. Lo que aquí escribo es algo individual que no tiene por qué
> involucrarlos. No se trata de un “salto de talanquera”, pues jamás he
> creído conveniente que los militares, de derecha o izquierda,
> gobiernen, entre otras cosas porque su visión y formación cuartelaria
> los acostumbra a mandar u obedecer sin derecho a pataleo, y además, la
> historia enseña que por lo general se quieren quedar toda la vida en
> el poder.

> Nadie me “calentó las orejas” (en este caso quedaría mejor decir
> “enfrió”) ni me pagó un céntimo. Prefiero subsistir con mi modesto
> trabajo, pero mantener la conciencia tranquila. Esto lo digo para
> adelantarme a las malas lenguas, y para quienes ven en el insulto y la
> descalificación una forma válida de ataque (impulsada por su máximo
> líder) contra quienes piensan diferente y tienen la osadía de
> expresarlo. Dicho esto, ahí van las razones de por qué yo, Fabricio
> Ojeda Díaz, votaré por Henrique Capriles y no por el teniente coronel
> Hugo Chávez:

> En primer lugar, porque deseo elegir a una persona cuyo estado de
> salud no genere la incertidumbre de si podrá o no ocuparse de los
> asuntos concernientes al Estado. Alguien que no tenga una concepción
> militarista del poder ni militarizada de la sociedad, que no difunda
> un discurso de odio y confrontación, sino que por el contrario,
> promueva, respete y defienda el derecho a pensar diferente, como
> esencia de la democracia.

> Quiero que se acaben las divisiones y enfrentamientos entre viejos
> amigos, entre hermanos, entre padres e hijos, entre parejas, entre
> venezolanos; que la violencia no esté a la vuelta de la esquina, y que
> de nuestro vocabulario se eliminen las palabras guerra, invasión y
> muerte.

> Prefiero votar por un hombre de las nuevas generaciones, nacido en
> 1972 (seis años después de la muerte de mi padre), con ideas modernas,
> que no está contaminado con los vicios del pasado ni comprometido con
> los abusos y desviaciones que se cometieron durante la vieja
> democracia. Un hombre que en cada discurso llama a la inclusión, a la
> paz, a la hermandad, a la seguridad, a la inversión en un esquema de
> garantías jurídicas, a la unión de los sectores público y privado para
> lograr el desarrollo del país, con empleo digno, sin expropiaciones
> caprichosas, sin zozobra.

> Un candidato que utiliza un lenguaje de respeto, de reconocimiento al
> adversario, que ha prometido mantener y mejorar los programas sociales
> ya existentes y crear otros, dentro de un clima de libertad de prensa
> y opinión, sin persecuciones, sin retaliación. Que siempre llama a la
> reconciliación de los venezolanos y promete utilizar nuestros recursos
> para solucionar los graves problemas que nos afectan, y no para
> financiar proyectos utópicos ni gobiernos y dictaduras extranjeras.
> Un joven sencillo, sin poses, con un lenguaje claro, que ha dedicado
> su vida al estudio, al trabajo y la lucha política, en lugar de
> disfrutar de los privilegios inherentes al hecho casual de haber
> nacido -como Bolívar- en el seno de una familia pudiente.

> Un venezolano que no se va a volver "loco con los reales" del tesoro
> público, pues ya lo ha demostrado en los cargos públicos que ha
> ejercido por mandato popular, como diputado, alcalde de Baruta y
> gobernador del estado Miranda.

> En fin, un hombre que tendrá la responsabilidad de dirigir a Venezuela
> dentro de un esquema de no confrontación, de tolerancia y respeto
> hacia los ciudadanos, con servicios públicos eficientes, educación,
> seguridad, generación de empleo, en paz, pero con mano dura al delito
> y la corrupción. Eso es lo que necesitamos luego de una etapa
> traumática de la historia democrática que los venezolanos podemos
> concluir con los votos este 7 de octubre.
>
> Fabricio Ojeda Díaz
> Periodista