jueves, 21 de enero de 2010

Dictadura Democratica-Revolucionaria

¿Fantasía o Realidad?

Para nadie en un secreto que en los inicios del siglo XX los pueblos orientales de Rusia se internaron en un proceso histórico-revolucionario de trascendencia mundial y que fue conocida como La Revolución de Octubre, bajo las riendas propias de V. I. Lenin.El referido proceso revolucionario fue cargado de un marxismo vivo, dialéctico, y comprende una importancia práctica en las modernas condiciones históricas que actualmente desarrolla la sociedad venezolana.Con respecto de las premisas anteriormente expuestas quiero llamar la atención en un aspecto de la teoría leninista que pudo ser realizada en las condiciones concretas de la Rusia de 1917, pero que adquieren o pueden adquirir una influencia categórica en los años venideros de la vida republicana de Venezuela y del concepto de democracia en los pueblos latinoamericanos.Tal aspecto de estudio se centra en el concepto teórico sobre la dictadura democrática-revolucionaria pequeño burguesa como instrumento de desarrollo y transformación de la revolución democrático-burguesa en revolución socialista.Las revoluciones y las formas del desarrollo revolucionario se han planteado de dos vías (o la vía pacífica o la vía armada). Bajo tal dilema V.I. Lenin establece que la vía pacífica de la revolución estaba directamente ligada a la posible consolidación del poder absoluto y para ello era necesario elaborar un concepto de connotación y aceptación por parte del proletariado, la clase media y del campesinado de naturaleza política, a fin de lograr una transformación de la revolución democrático-burguesa en revolución socialista, a través de una dictadura democrático-revolucionaria pequeña-burguesa que limitará o evitará la intensificación o ulterior proceso de desarrollo capitalista espontáneo de la sociedad, necesitando para ello el apoderamiento progresivo (confiscación o expropiación) de los medios de producción capitalista, utilizando como instrumento de ocupación las correspondientes formas de organización capitalista para colocarlas en cabeza del proletariado, la clase obrera y la incipiente pequeña burguesía, preparando con ello las premisas que le permitieran en el menor tiempo posible la solución radical que contribuyera a la creación de las premisas socioeconómicas del socialismo científico.Como se ve, la tarea principal de las dictaduras democrático-revolucionarias se concibe en la liquidación de las autocracias y de todas las relaciones sociales precapitalistas, monopolios y oligopolios, pero en la afirmación de que tal dictadura debe acontecer en ALIANZAS con estratos o capas radicales de la burguesía ante la posición expectante y pasiva de la burguesía liberal. Algunas de esas transformaciones cardinales de carácter socioeconómico pasaban por la limitación de la propiedad privada capitalista, la nacionalización de las tierras, la nacionalización de los bancos, de las compañías de seguro, de los sindicatos de los capitalistas, el control estatal sobre las materias primas, la ocupación de industrias, de los servicios y los bienes de consumo…..Expuesto lo anterior, en un afán indómito hacia la orientación de una cultura nacionalista y en vista del paralelismo histórico por el cual trasciende la vida republicana de nuestra patria con la Rusia del siglo XX como bien puede inferirse de los párrafos precedentes; llamo la atención a un aspecto central de este proceso revolucionario y tiene que ver con la evolución interna del mismo. Considero que se puede estar en presencia de una dictadura democrática revolucionaria y el desarrollo de los movimientos sociales, políticos, legislativos pudieran estar generando una transformación gradual en las estructuras institucionales, culturales, sociales, religiosas y ciudadanas, para construir una superestructura que se basa en los principios de un socialismo científico, cuyo contenido y proceso de cambio se constituye precisamente en la eliminación gradual de los prejuicios populares, y por el contrario, tal actividad esté produciendo un caldo de cultivo antipatriótico, neocapitalista, donde la pequeña burguesía que está apoyando los procesos de cambio basados en la esperanza de una revolución que tiene como base los ideales históricos de nuestro Libertador, sólo sirvan de escalón e instrumento hacia la ulterior afirmación de un nuevo dominio político por parte de una nueva y emergente burguesía, creciendo bajo el amparo ideológico de lucha social y que las medidas que se están tomando únicamente contribuyen a la consolidación de un nuevo régimen burgués y una nueva élite social que busca la consolidación de un capitalismo de Estado y una oligarquía política para su provecho e interés particular. Es necesario por tanto, observar con detenimiento las posibles acciones a tomar por parte del gobierno nacional, en atención de mantener en condición pureza la doctrina bolivariana y robinsoniana, que sustenta el proceso de transformación que vive Venezuela, a fin de no importar modelos que a todas luces se han reputado como ineficaces, donde pululan la corrupción y la burocracia funcionarial y partidista, por lo que mi deber de joven ciudadano me obliga a disentir reflexivamente de tales posturas gubernamentales, que deslegitiman gradualmente la transferencia de un verdadero sentido y espíritu de concertación democrática. La revolución bolivariana en su enfoque socioeconómico debe defender los lineamientos de la Constitución como proyecto de país, promoviendo una transformación económica en beneficio del pueblo, donde se evite todo tipo de monopolio, pero se fomente la iniciativa de la inversión privada, la pequeña y mediana empresa, se garantice la justa distribución de la riqueza, se otorgue seguridad jurídica, se optimicen recursos para la productividad y la competitividad local, se fomente el desarrollo tecnológico de alto impacto, en sectores o actividades productivas de manufactura, agroindustria y servicios con potencial de generación de empleo, ingreso y perfil exportador para la inserción competitiva en mercados globalizados de los productos nacionales, todo ello con el objetivo de generar fuentes de riquezas alternas a la renta petrolera que permitan progresivamente satisfacer las necesidades de la población, elevar el nivel cultural del pueblo y con ello lograr la instrucción de un Poder Popular representado por los consejos comunales, las comunas y las comunidades, que lleven con hidalguía y conocimiento de causa el estandarte de lucha, cuyo enfoque se destine al firme propósito de impulsar la Economía Productiva y el Crecimiento Integral, Justo y Equitativo de la Nación.